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jueves, agosto 09, 2007
ANTEOJOS
 
Los anteojos son cristales que nos permiten a los miopes, estrábicos, astigmáticos y afines ver la realidad en su más plena y absoluta nitidez, según la "visión" de oftalmólogos (ex oculistas) y ópticos, responsables anónimos de la prueba sensible de una de las heridas narcisistas del hombre. Si Galileo no hubiera insistido, a fuerza de pulir la lente, en lograr ver el cosmos "con anteojos" aún creeríamos que el universo gira alrededor nuestro (el único que no resultó herido fue Copérnico). Hoy hemos sobrevivido a otras heridas, pero los anteojos siguen allí; detrás están nuestros ojos, mientras ellos van por delante: ante-ojos. Al quitárnoslos aparece ante nosotros ese caos posible de bordes no definidos donde las formas se diluyen, se licuan en la distancia hasta volverse collages abstractos, manchas de colores. Quien usa anteojos accede a dos versiones del mundo. Por eso quienes disfrutamos de esa chance solemos renegar de su variante más lograda: las lentes de contacto. Velos traslúcidos del iris, son el disimulo del anteojo, el maquillaje de la ceguera para chicatos avergonzados, que le devuelven al miope un mundo hiperrealista.
Usar anteojos es poder tener dos rostros, dos visiones. Es un antifaz transparente que nos muestra distintos de lo que somos y nos hace ver diferente de como en realidad vemo; un disfraz de ida y vuelta. Si un hombre feo usa anteojos puede que logre resultarnos más atractivo. Y si deslucen al adonis que amamos tampoco es para alarmarnos: nadie hace el amor con los anteojos puestos.

Eugenia Zicavo
 
posteado por La mujer de mi vida a 1:16 p. m.
 
 
7 Comentario(s):
Blogger Daniel dijo...
Es curioso Eugenia pero me avergüenza más quitarme los anteojos que los calzoncillos. Me protegen, me amurallan. Un poco, más o menos. Pero me gusta creer en ello. Me desnuda más exhibir mi estúpida cara que mis melancólicos genitales. Sin embargo, apenas estoy solo, me los saco. Entonces el mundo se estrecha y se hace íntimo. Dos metros y medio y más allá un horizonte de brumas y de sombras. Casi nada que me importe mucho se encuentra a una distancia mayor. Una sabia miopía me ayuda a construir mi propia Liliput de la que nunca quisiera salir. Imagino que me muevo bajo un chorro de luz que me sigue a todas partes. Fuera de él, un universo de espectros, de bordes imprecisos y una atmósfera densa que me ahoga, me ahoga...
Pero aún así, meditaré en lo de hacer el amor con los anteojos puestos. Últimamente me ha dado por pensar que alguien me observa más allá de la cama. No sé quién es. Pero me gustaría invitarlo.

Daniel F.

1:53 p. m. 
Anonymous Anónimo dijo...
Ver o no ver, esa es la cuestión. ¿Qué ves cuando me ves? Con gente así, nunca se sabe.
2:58 a. m. 
Anonymous Anónimo dijo...
Tengo miedo, nena
11:40 a. m. 
Anonymous Anónimo dijo...
De qué tenés miedo Harpo?
2:41 a. m. 
Anonymous Anónimo dijo...
Buenísima reflexión acerca del uso del los anteojos; quienes padecemos la miopía y demás males oculares, sabemos en carne propia ese desocultamiento y ocultamiento del mundo palpable.

me resisto a usar mis lentillas, el que me quiera que me quiera así y como bien lo has dicho, para hacer el amor No los usamos ah y también para bañarnos.

4:56 p. m. 
Anonymous Anónimo dijo...
me olvidaba ya lo decía C.Pavese:

tus ojos serán una vana palabra.

4:57 p. m. 
Anonymous Anónimo dijo...
y como me gustan las mujeres con anteojos
3:26 p. m. 
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