si, siempre estamos solos y pocas veces escapamos a la idea de estar solos.... es como dijo Gerardo romano una vez a propósito de su ruptura con Carolina Peleritti, "en la vida hay muy pocos momentos en los que evadimos la idea de soledad". También es sorprendente la verdad como se nos muestra a veces en los lugares menos pensados. 3:33 p. m.
Anónimo dijo...
la soledad es una perfección asequible a unos pocos...creo que nos gusta teñir nuestra realidad de tristeza, para no hacernos cargo... no estamos solos, estamos y es suficiente 6:18 p. m.
Walter Benjamin comenta en uno de sus cuentos breves como la aplastante tarea de decidir en soledad rodeado de una tormentosa multitud le hace pensar que el estar solo es un consuelo inutil 3:05 p. m.
Anónimo dijo...
¡Mejor solos que estrangulados!
Plantas carnívoras
Como tantas otras cosas comienza siendo un juego. Abandonamos algunas partículas de lo que somos en esas mujeres. Se las entregamos como quien siembra, como quien fecunda. Sin que lo percibas, cada día te sientes más liviano, pero menos entero. Has ido desprendiéndote de tus propios fragmentos hasta que -en el vértigo insensato de aquella transfusión- ya no puedes funcionar sin recurrir a ella. Te sostiene en el mundo. Te completa con lo que le has entregado. Impide que caigas en el vacío. Pero te ahogas. Y la hemorragia continúa. Entonces, te haces simultánemamente más ligero para tí mismo pero más pesado para ella. Si te soltara, no sobrevivirías. Te has reducido a unos girones erráticos de lo que alguna vez fuiste, y que ahora no son nada. Ya no descansas en ella, dependes de ella. Te toma con todas sus fuerzas para que no naufragues. Cada vez con mayor energía. Te eleva sobre tus propios abismos. Pero te ahogas. Ya no podrá soltarte. Con ambas manos cerradas impide tu derrumbe inexorable. Con ambas manos crispadas -como garras- alrededor de tu estúpido cuello. 2:14 p. m.
La soledad me suena a invención, para justificar la naturaleza del hombre, que es intrínsecamente solitario desde su concepción hasta su muerte, si es que se puede hablar de concepción, muerte, o naturaleza del hombre. 9:07 p. m.
Anónimo dijo...
Ella era pura necesidad. La puerta del ascensor se cerró, bajó los siete pisos enredada en esa frase. La sesión había terminado -como de costumbre- en el momento en que ella sentía que comenzaba a tejer un hilo. La puerta de calle y otra vez el ruido. Ese ruido ensordecedor en el que la embarcaban sus pensamientos cada vez que salía del consultorio. Apuraba un cigarrillo mal prendido y buscaba las monedas para el bondí, apaciguando el deseo de gritar. Siempre había encontrado liberador pegar un buen grito, pero sabía controlarse. Juramento y Cabildo un viernes a las 10 de la noche no era el lugar adecuado para ?liberarse?. Tal vez ese mismo autocontrol era el que la consumía, ahora no podía dejar de pensar en eso. Necesidad, control y soledad. Tres conceptos bastante fuertes que se llevaba de esa sesión. Y ahora tenía que aguantarse hasta el martes, esperar toda una semana para intentar recuperar ese hilo invisible que tan fácilmente se le escurría. La necesidad de ser necesitada. Control, el mismo que en ese momento le impedía gritar y que también la obligaba al silencio cuando hacía el amor. Soledad, de eso sí que sabía. Estar sola con otro, sola entre otros y sola con ella. Se preguntaba si existía una forma de coexistir diferente. Sentía que las había experimentado todas y ahora quería soltarse y para eso tenía que dejarla ir. Como le había dicho Marta, estaba ?eternizando la soledad al seguir atada a su ex novia?. La mejor manera de no conocer gente nueva era prolongar esa no-relación con su ex. Un escudo protector, esa persiana que bajaba y la alejaba de los otros. ¿Los otros?, mejor no entrar en ese terreno ahora. Habían pasado seis meses de su ruptura y sin embargo aún seguía aferrada a Mandy. Intentó tomar distancia, vaya si había intentado, pero la cosa no era fácil. Tres años seguidos viéndose cada día, sentándose una al lado de la otra en la escuela. Intercambiando e-mails desde la oficina, mensajes de texto mientras viajaban y llamadas telefónicas para despedir el día. Necesidad, control y un desesperado miedo a la soledad. Las clases habían terminado, al igual que su relación, pero allí estaba ? inflando globos y haciendo una choco-torta para el cumpleaños de su ex. Se sentía una perfecta idiota. Repitiéndose una y otra vez. Sentada en ese sillón verde frente a un inmenso cuadro de Freud, escuchó las palabras precisas -filosas- que impactaron como cachetada. Había sido suficiente. Reunió coraje, no demasiado como para enfrentarse a ella (porque sabía que si la veía sería presa fácil). De alguna manera terminaría enredada en llanto, perdones, promesas y renovaría esa esperanza que la hacía esperar lo inesperado. Envío un breve e-mail, nada demasiado melancólico, más bien tuvo la precisión que se tiene cuando se escribe un informe. Así fue, le informó que no deseaba prolongar el contacto, ni siquiera el virtual, que alimentaba esa lejana cercanía. Punto final. Recibió la respuesta que esperaba y por eso, como la esperaba, sabía como seguir. Contó hasta 100 (mil) y no hizo nada. Por primera vez no se hizo cargo de sus demandas, de su necesidad, de ese control que ejercía sobre ella para luego dejarla en la más absoluta soledad. Necesidad, control y soledad, como tres carteles luminosos que marcaban el peligro. Caminó en dirección contraria. Aún así, no puedo evitar, el lunes recién llegada a la oficina, esperar el mail de los buenos días y fue cuando la extrañó. Pero no hizo nada. Deseó que Mandy rompiera el pacto de silencio para que su debilidad quedara enmascarada en la de ella. Cayó en la cuenta que volvía a esperar que pase lo inesperado ? Por suerte, un día la separaba del martes y tal vez, con más suerte, podría retomar ese hilo invisible que hacía y deshacía en cada sesión. 12:38 a. m.
Anónimo dijo...
Para el anónimo que escribió sobre el analista de Cabildo y Juramento. Ese analista, ¿es Sam, the wigman? 10:21 a. m.
Anónimo dijo...
para el anónimo que pregunta sobre el analista debo decirle que la dirección no era tan precisa. 11:10 p. m.
Anónimo dijo...
No estoy sola; estoy conmigo. La diferencia es sutil pero absoluta. 3:30 p. m.
Anónimo dijo...
ella respira tormentas ella sueña a la sombra de su encierro la memoria / el viento ella recuerda la única herida traspasando las noches blancas
la enamorada de corazón marino animal febril y desatado recónditos huesos que brillan pequeño pájaro en la lluvia silenciosa y antigua la tristísima la desolada
ella niega huye no sabe se agazapa: no existen palabras para nombrar este abismo 3:43 p. m.
Anónimo dijo...
El edictorial de este número es barbaro. saludos, 4:48 p. m.
Anónimo dijo...
Todos estamos solos en cuanto notamos la diferencia entre rol y ser. Ambos implican la presencia de otros. Pero el rol implica interacción necesaria, mientras que el ser no. Entonces depende de cada uno, y de cada otro. Pero, como no es necesario, estamos originalmente solos. 6:49 p. m.
Anónimo dijo...
que es la soledad? alguien puede responderme? alguien? hola? 5:16 p. m.
Salvo instantes encantadores y atesorables, y sí, es así, estamos solos. Gracias Cuckito por esos instantes... 11:56 a. m.
Anónimo dijo...
No creo que estemos solos. Estamos mal acompañados, que es mucho peor. 11:47 p. m.
Anónimo dijo...
MMMMM.... una vuelta de tinto para todos? Carmine 2:00 a. m.
Anónimo dijo...
A mi me gusta la soledad. La disfruto mucho, la necesito. Tengo el raro privilegio de poder darme ese lujo de vez en vez. Claro que sé que después de cada ida al cine sola o después de una larga reclusión en mi casa, con un solo llamado puedo encontrar compañía. Es la diferencia entre el solitario y el solo. 1:43 a. m.
Anónimo dijo...
No, no estamos solos si hablamos del universo. Algo se mueve en el espacio. Pero si hablamos de la soledad propia.................. Si, tengo una intima soledad que a veces es mi amiga. Es silencio y otorga, entonces tengo sensacion de plenitud.
Ana Maria Prouvelarie BS AS. Argentina item.blogdiario.com 9:59 p. m.
Serà estar solo escribir en este blog a la 1: 29 pm, mientras escucho bossa, supongo que si. Escucho la alarma de mi R-4 en la calle, creo que odia las motos, o simplemente alardea, nadie quiere robarlo, nadie quiere conducirlo, y yo no sè hacerlo, ni tengo mucha intenciòn de aprender, serà que no quiero cortar las distancias de mi soledad, o serà que solo alardeo. 1:32 a. m.
-
Anónimo dijo...
Somos solos.
-
Diluvio dijo...
Estamos solos es decir poca cosa-
Anónimo dijo...
si, siempre estamos solos y pocas veces escapamos a la idea de estar solos.... es como dijo Gerardo romano una vez a propósito de su ruptura con Carolina Peleritti, "en la vida hay muy pocos momentos en los que evadimos la idea de soledad". También es sorprendente la verdad como se nos muestra a veces en los lugares menos pensados.-
Anónimo dijo...
la soledad es una perfección asequible a unos pocos...creo que nos gusta teñir nuestra realidad de tristeza, para no hacernos cargo...-
CRONOPIA dijo...
Yo era sola. -
Anónimo dijo...
Walter Benjamin comenta en uno de sus cuentos breves como la aplastante tarea de decidir en soledad rodeado de una tormentosa multitud le hace pensar que el estar solo es un consuelo inutil-
Anónimo dijo...
¡Mejor solos que estrangulados!
-
Alejandro Gomez dijo...
La soledad me suena a invención, para justificar la naturaleza del hombre, que es intrínsecamente solitario desde su concepción hasta su muerte, si es que se puede hablar de concepción, muerte, o naturaleza del hombre.-
Anónimo dijo...
Ella era pura necesidad. La puerta del ascensor se cerró, bajó los siete pisos enredada en esa frase. La sesión había terminado -como de costumbre- en el momento en que ella sentía que comenzaba a tejer un hilo. La puerta de calle y otra vez el ruido. Ese ruido ensordecedor en el que la embarcaban sus pensamientos cada vez que salía del consultorio. Apuraba un cigarrillo mal prendido y buscaba las monedas para el bondí, apaciguando el deseo de gritar. Siempre había encontrado liberador pegar un buen grito, pero sabía controlarse. Juramento y Cabildo un viernes a las 10 de la noche no era el lugar adecuado para ?liberarse?. Tal vez ese mismo autocontrol era el que la consumía, ahora no podía dejar de pensar en eso. Necesidad, control y soledad. Tres conceptos bastante fuertes que se llevaba de esa sesión. Y ahora tenía que aguantarse hasta el martes, esperar toda una semana para intentar recuperar ese hilo invisible que tan fácilmente se le escurría. La necesidad de ser necesitada. Control, el mismo que en ese momento le impedía gritar y que también la obligaba al silencio cuando hacía el amor. Soledad, de eso sí que sabía. Estar sola con otro, sola entre otros y sola con ella. Se preguntaba si existía una forma de coexistir diferente. Sentía que las había experimentado todas y ahora quería soltarse y para eso tenía que dejarla ir. Como le había dicho Marta, estaba ?eternizando la soledad al seguir atada a su ex novia?. La mejor manera de no conocer gente nueva era prolongar esa no-relación con su ex. Un escudo protector, esa persiana que bajaba y la alejaba de los otros. ¿Los otros?, mejor no entrar en ese terreno ahora. -
Anónimo dijo...
Para el anónimo que escribió sobre el analista de Cabildo y Juramento. Ese analista, ¿es Sam, the wigman?-
Anónimo dijo...
para el anónimo que pregunta sobre el analista debo decirle que la dirección no era tan precisa.-
Anónimo dijo...
No estoy sola; estoy conmigo. La diferencia es sutil pero absoluta.-
Anónimo dijo...
ella respira tormentas
-
Anónimo dijo...
El edictorial de este número es barbaro. saludos,-
Anónimo dijo...
Todos estamos solos en cuanto notamos la diferencia entre rol y ser. Ambos implican la presencia de otros. Pero el rol implica interacción necesaria, mientras que el ser no. Entonces depende de cada uno, y de cada otro. Pero, como no es necesario, estamos originalmente solos.-
Anónimo dijo...
que es la soledad? alguien puede responderme? alguien? hola?-
emilion dijo...
la soledad de un monge que se va a-
Almita dijo...
Salvo instantes encantadores y atesorables, y sí, es así, estamos solos. Gracias Cuckito por esos instantes...-
Anónimo dijo...
No creo que estemos solos. Estamos mal acompañados, que es mucho peor.-
Anónimo dijo...
MMMMM....-
Anónimo dijo...
A mi me gusta la soledad. La disfruto mucho, la necesito. Tengo el raro privilegio de poder darme ese lujo de vez en vez. -
Anónimo dijo...
No, no estamos solos si hablamos del universo.
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
Serà estar solo escribir en este blog a la 1: 29 pm, mientras escucho bossa, supongo que si. Escucho la alarma de mi R-4 en la calle, creo que odia las motos, o simplemente alardea, nadie quiere robarlo, nadie quiere conducirlo, y yo no sè hacerlo, ni tengo mucha intenciòn de aprender, serà que no quiero cortar las distancias de mi soledad, o serà que solo alardeo.
Publicar un comentarioAunque aparentemente, y por fortuna, a veces los solipsismos son simultáneos.
10:07 a. m.
10:53 p. m.
3:33 p. m.
no estamos solos, estamos y es suficiente
6:18 p. m.
Ahora soy solitaria.
10:27 p. m.
3:05 p. m.
Plantas carnívoras
Como tantas otras cosas comienza siendo un juego. Abandonamos algunas partículas de lo que somos en esas mujeres. Se las entregamos como quien siembra, como quien fecunda. Sin que lo percibas, cada día te sientes más liviano, pero menos entero. Has ido desprendiéndote de tus propios fragmentos hasta que -en el vértigo insensato de aquella transfusión- ya no puedes funcionar sin recurrir a ella. Te sostiene en el mundo. Te completa con lo que le has entregado. Impide que caigas en el vacío. Pero te ahogas. Y la hemorragia continúa. Entonces, te haces simultánemamente más ligero para tí mismo pero más pesado para ella. Si te soltara, no sobrevivirías. Te has reducido a unos girones erráticos de lo que alguna vez fuiste, y que ahora no son nada. Ya no descansas en ella, dependes de ella. Te toma con todas sus fuerzas para que no naufragues. Cada vez con mayor energía. Te eleva sobre tus propios abismos. Pero te ahogas. Ya no podrá soltarte. Con ambas manos cerradas impide tu derrumbe inexorable. Con ambas manos crispadas -como garras- alrededor de tu estúpido cuello.
2:14 p. m.
9:07 p. m.
Habían pasado seis meses de su ruptura y sin embargo aún seguía aferrada a Mandy. Intentó tomar distancia, vaya si había intentado, pero la cosa no era fácil. Tres años seguidos viéndose cada día, sentándose una al lado de la otra en la escuela. Intercambiando e-mails desde la oficina, mensajes de texto mientras viajaban y llamadas telefónicas para despedir el día. Necesidad, control y un desesperado miedo a la soledad. Las clases habían terminado, al igual que su relación, pero allí estaba ? inflando globos y haciendo una choco-torta para el cumpleaños de su ex. Se sentía una perfecta idiota. Repitiéndose una y otra vez.
Sentada en ese sillón verde frente a un inmenso cuadro de Freud, escuchó las palabras precisas
-filosas- que impactaron como cachetada. Había sido suficiente. Reunió coraje, no demasiado como para enfrentarse a ella (porque sabía que si la veía sería presa fácil). De alguna manera terminaría enredada en llanto, perdones, promesas y renovaría esa esperanza que la hacía esperar lo inesperado. Envío un breve e-mail, nada demasiado melancólico, más bien tuvo la precisión que se tiene cuando se escribe un informe. Así fue, le informó que no deseaba prolongar el contacto, ni siquiera el virtual, que alimentaba esa lejana cercanía. Punto final.
Recibió la respuesta que esperaba y por eso, como la esperaba, sabía como seguir.
Contó hasta 100 (mil) y no hizo nada. Por primera vez no se hizo cargo de sus demandas, de su necesidad, de ese control que ejercía sobre ella para luego dejarla en la más absoluta soledad.
Necesidad, control y soledad, como tres carteles luminosos que marcaban el peligro. Caminó en dirección contraria. Aún así, no puedo evitar, el lunes recién llegada a la oficina, esperar el mail de los buenos días y fue cuando la extrañó. Pero no hizo nada. Deseó que Mandy rompiera el pacto de silencio para que su debilidad quedara enmascarada en la de ella. Cayó en la cuenta que volvía a esperar que pase lo inesperado ?
Por suerte, un día la separaba del martes y tal vez, con más suerte, podría retomar ese hilo invisible que hacía y deshacía en cada sesión.
12:38 a. m.
10:21 a. m.
11:10 p. m.
3:30 p. m.
ella sueña a la sombra de su encierro
la memoria / el viento
ella recuerda
la única herida
traspasando las noches blancas
la enamorada de corazón marino
animal febril y desatado
recónditos huesos que brillan
pequeño pájaro en la lluvia
silenciosa y antigua
la tristísima
la desolada
ella niega huye no sabe se agazapa:
no existen palabras
para nombrar
este abismo
3:43 p. m.
4:48 p. m.
6:49 p. m.
5:16 p. m.
meditar por años a la montaña,es libertad. la soledad que vivimos con otro u otros es encarcelarnos.
6:32 p. m.
11:56 a. m.
11:47 p. m.
una vuelta de tinto para todos?
Carmine
2:00 a. m.
Claro que sé que después de cada ida al cine sola o después de una larga reclusión en mi casa, con un solo llamado puedo encontrar compañía.
Es la diferencia entre el solitario y el solo.
1:43 a. m.
Algo se mueve en el espacio.
Pero si hablamos de la soledad propia..................
Si, tengo una intima soledad que a veces es mi amiga.
Es silencio y otorga, entonces tengo sensacion de plenitud.
Ana Maria Prouvelarie
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