Por Eugenia Zicavo

El nuevo Windows Vista no sólo debería venir con un manual de instrucciones que aclare todo lo que podían resolver sus downgrades (los anteriores sistemas, tan operativos todos ellos) pero él no. También tendría que adjuntar un manual de ejercicios de relajación, para hacer yoga-pilates-reiki mientras uno espera entre el clic del mouse y la acción en pantalla, para ir en busca del mentado satori mientras gira esa rueda celeste, ronda centellante, cilindro perfecto del tiempo circular perdido.

Por estas y otras cuestiones -requerimientos de hardware, incompatibilidades varias- las protestas ya circulan por la web. Algunas son más radicales, como la de BadVista.org (http://badvista.fsf.org/) que cuestiona la hegemonía de Microsoft y promueve la adopción de software libre (aunque después haya que volverse loco buscando controladores). También las hay más conservadoras como la de SaveXP.com (http://weblog.infoworld.com/save-xp) con un petitorio on line -con cerca de 100 mil firmantes- para que la mercancía XP (que tampoco era la panacea) siga al menos a la venta: según anunció Microsoft, a partir del próximo 30 de junio el XP saldrá del mercado y el reinado del tuerto Vista será total.

Mientras tanto, los rehenes de la nueva bestia pop de Microsoft, con sus pesados brillitos y purpurinas digitales, seguimos entrenando la paciencia y los nervios con éxitos desiguales: bajo el eufemismo de upgrade (subir de grado) nos hacen repetir el año.