viernes, septiembre 01, 2006 |
Me cuenta mi señora
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A mediodía los obreros y los jubilados arrasaban con el menú fijo en el ya derruido barsucho donde él hacía de mozo. Yo iba con frecuencia por mi trabajo, para rellenar planillas, y leer el diario. Ahora es el repartidor de una tintorería. Ayer, casi de noche, fue a mi departamento en misión repartidora. A mi regreso, hoy, después de una gira que me mantuvo alejado por esos caminos polvorientos, me cuenta mi señora, esa falsa e indómita pelirroja suculenta y estéril, que me extrañaba terriblemente, y que el jovencito irrumpió en su anhelo de mí con nuestra colcha lila, y que lo condujo al dormitorio para constatar sobre nuestra cama con baldaquín la correcta limpieza de la colcha, y que una vez situado el pichón de playboy, y asaltado, se entregó a la bacanal que desde mi señora, mi esposa, me estuviera ?irremediable, inconteniblemente? dedicada. Se portó bien, muy bien, aseguró; fantasioso e incansable; remató, relajada: excelente. Sé absorber los más impresionantes uppercuts del destino. Pocos, sí, pocos como yo. Este servidor. Estoy hecho de una extraña pasta.
Rolando Revagliatti. |
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posteado por La mujer de mi vida a 2:30 p. m.
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Puede tildarme si quiere, pero se me pierde quién cuenta qué cosa y quien hace qué otra.
6:04 p. m.
Querido Paxzu, no se trata de entender... en este caso, de todos modos, está bastante claro, o no Emanuel?
2:45 p. m.
Y la verdad, me gustó. Esa extraña pasta que ayuda a sobrevivir a los uppercuts la conozco, también yo.
3:40 p. m.
6:09 p. m.
4:54 p. m.