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viernes, agosto 18, 2006 |
Volviendo nos vamos
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Y desandando un camino llega al punto de retorno. Vuelve en sí yobserva el sendero a lo lejos, un aura de tiempo. Hoy se sienta en el bar y lee, toma café y entre charlas con el mozosigue atento, examina a quienes pasan, algunos le sonríen con un gestode anuencia, hola como te va. Hoy se siente de vuelta, pero en ninguna parte, una vuelta que terminaen él, sin lugar reconocible más que una mesa vieja, una tasa vacía yun libro que espera. Aflora en el gesto de simulada atención un viejo brillo, un dolor queesperaba liberarse hoy, específicamente hoy, a esta hora exacta de latarde, en esta esquina, en este bar. Abre la puerta e ingresa, se miran, ninguno esperaba encontrar alotro, mucho menos aquí, donde las probabilidades benefician el desencuentro. Específicamente hoy se le desgarra esa parte que desconoció hastaahora, ese rasgo oculto de las mil maneras de sentir que cobijó en suhistoria de amante amateur, de eterno trapo de piso de quienes lorecuerdan con simpatía pero sin amor. Hoy la ve y se recuerda añosatrás, en una mesa similar en un lugar distante, jugando a olvidar enun instante, creyendo que un espíritu optimista puede con la herida más grande. Y así se levanta de la mesa con el libro en la mano derecha, saluda almozo que recogerá el dinero de la mesa ahora huérfana, la mira a losojos y le dice que no la ama, qué hoy sufre hasta el hartazgo laausencia de los últimos años, que nadie superó ni reemplazó su voz nisu espacio, no por comparación sino por intensidad. Y se va caminando lento, con la tranquilidad del que ha terminado bienun trabajo costoso. Y llora.
Alejandro Gómez. |
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posteado por La mujer de mi vida a 2:53 p. m.
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